domingo, 9 de abril de 2023

La matanza de religiosos de Barbastro

La matanza de religiosos de Barbastro es un episodio de la guerra civil española en el que numerosos religiosos y algún seglar fueron fusilados por milicianos anarquistas de la columna Ascaso, al inicio de la contienda, en la localidad oscense de Barbastro.

Estuvieron presos en el Colegio San Lorenzo de las Escuelas Pías, de donde se fueron realizando diversas sacas para su ejecución entre el 2 y el 18 de agosto de 1936.​ La nómina de fusilados incluyó al obispo de Barbastro Florentino Asensio Barroso, a 51 religiosos claretianos, 18 benedictinos de la Congregación de Solesmes del monasterio de El Pueyo, 10 escolapios del Colegio San Lorenzo y a algunos laicos como Ceferino Giménez Malla.


Los Beatos Mártires de Barbastro se llamaban: Felipe de Jesús Munárriz, Juan Díaz Nosti y Leoncio Pérez (los tres 3 superiores del Seminario). 

El 12 de agosto fueron martirizados: Sebastián Calvo, Pedro Cunill, José Pavón, Nicasio Sierra, Wenceslao Claris, Gregorio Chirivás, Secundino Ortega, Juan Echarri, Javier Luis Bandrés, Pedro García, José Brengaret, Hilario Llorente, Manuel Buil, Alfonso Miquel, Antolín María Calvo, Ramón Novich, Tomás Capdevila, José María Ormo, Esteban Casadevall, Salvador Pigen, Eusebio Codina, Teodoro Ruiz de Larrinaga, Juan Codinachs, Juan Sánchez, Antonio Dalmau, Manuel Torras, Luis Masferrer, Francisco Castán, José María Amorós, Luis Escalé, José María Badía, José Figuero, Juan Baixeras, Ramón Illa, José María Blasco, Eduardo Ripoll, Luis Lladó, Francisco Roura, Miguel Massip, José María Ros, Manuel Martínez Jarauta, Alfonso Sorribes, Faustino Pérez, Agustín Viela, Sebastián Riera, Rafael Briega Morales, Jaime Falgarona y Atanasio Vidaurreta. 

Todos murieron de rodillas, gritando “viva Cristo Rey!" y perdonando a sus verdugos. En palabras de San Juan Pablo II murieron "por ser discípulos de Cristo, por no querer renegar de su fe y de sus votos religiosos". 

Beatificación

La Iglesia católica los considera mártires. Muchos de ellos fueron beatificados el 13 de octubre de 2013​ por el papa Francisco en la beatificación de Tarragona.

La festividad en memoria de los religiosos claretianos se celebra el día 13 de agosto cada año.​ La festividad en memoria de los religiosos benedictinos el 28 de agosto.


Y tuvieron tiempo para escribir su testamento:

"Querida Congregación. Anteayer, día 11, murieron, con la generosidad con que mueren los mártires, 6 de nuestros hermanos; hoy, 13, han alcanzado la palma de la victoria 20, y mañana, 14, esperamos morir los 21 restantes. ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Y qué nobles y heroicos se están mostrando tus hijos, Congregación querida!.

Pasamos el día animándonos para el martirio y rezando por nuestros enemigos y por nuestro querido Instituto; cuando llega el momento de designar las víctimas hay en todos serenidad santa y ansia de oír el nombre para adelantarse y ponerse en las filas de los elegidos; esperamos el momento con generosa impaciencia, y cuando ha llegado, hemos visto a unos besar los cordeles con que les ataban, y a otros dirigir palabras de perdón a la turba armada; cuando van en el camión hacia el cementerio, les oímos gritar ¡Viva Cristo Rey!

El populacho responde ¡Muera! ¡Muera! Pero nada los intimida. ¡SON TUS HIJOS, CONGREGACIÓN QUERIDA, estos que entre pistolas y fusiles se atreven a gritar serenos cuando van a la muerte VIVA CRISTO REY! Mañana iremos los restantes y ya tenemos la consigna de aclamar, aunque suenen los disparos, al Corazón de nuestra Madre, a Cristo Rey, a la Iglesia Católica y a Ti, MADRE COMÚN DE TODOS NOSOTROS.

Me dicen mis compañeros que yo inicie los vivas y que ellos responderán. Yo gritaré con toda la fuerza de mis pulmones, y en nuestros clamores entusiastas adivina tú, Congregación querida, el amor que te tenemos, pues te llevamos en nuestros recuerdos hasta estas regiones de dolor y muerte.

Morimos todos contentos sin que nadie sienta desmayos ni pesares; morimos todos rogando a Dios que la sangre que caiga de nuestras heridas no sea sangre vengadora, sino sangre que entrando roja y viva por tus venas, estimule su desarrollo y expansión por todo el mundo.

¡Adiós, querida Congregación! Tus hijos, mártires de Barbastro, te saludan desde la prisión y te ofrecen sus dolorosas angustias en holocausto expiatorio por nuestras deficiencias y en testimonio de nuestro amor fiel, generoso y perpetuo. Los mártires de mañana, 14, recuerdan que mueren en vísperas de la Asunción; ¡y qué recuerdo éste!
Morimos por llevar la sotana y morimos precisamente en el mismo día en que nos la impusieron. Los mártires de Barbastro, y en nombre de todos, el último y el más indigno, Faustino Pérez,

¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Corazón de María! ¡Viva la Congregación! Adiós, querido Instituto. Vamos al cielo a rogar por ti. ¡Adiós! ¡Adiós!".

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