domingo, 9 de abril de 2023

José María Corbín Ferrer

José María Corbín Ferrer nació en Valencia el día 26 de diciembre de 1914, y fue bautizado en la Pila de San Vicente Ferrer de la parroquia de San Esteban. Aprendió las primeras letras en el Colegio de María Inmaculada de las Religiosas Franciscanas de la calle Arzobispo Mayoral y cursó sus estudios de Bachillerato en el Colegio del Sagrado Corazón de los HH. Maristas. Aquí se dio a conocer su intensa devoción mariana. Es decir, religión en la escuela, algo que no parece le dificultase el aprendizaje.


Biografía

Trabajó activamente en la Federación Regional de Estudiantes Católicos y pertenecía a la Comunión Tradicionalista. Además, era catequista de niños y visitaba asiduamente a los enfermos del hospital.

En 1931 entró becado en el Colegio San Juan de Ribera de Burjasot (Valencia), institución católica que pensionaba a los alumnos brillantes sin demasiados recursos. Durante su carrera universitaria fue un convencido militante católico, que perteneció a la Juventud Católica y a la Congregación Mariana. Estaba afiliado a la Federación Regional de Estudiantes Católicos y otras organizaciones religiosas.

En junio de 1936, tras acabar su Licenciatura en Ciencias Químicas, marchó pensionado a la Universidad Internacional de Santander. Desde su llegada a Santander, acudía diariamente a misa en el convento de las Religiosas Esclavas del Sagrado Corazón de Santander, de tal modo que el 28 de agosto fue detenido y acusado de ir diariamente a misa y pasó 15 días en la checa instalada en el Ayuntamiento de Santander.

Más tarde fue trasladado al buque-prisión Alfonso Pérez, donde se ganó las simpatías de guardianes y compañeros, a quienes siempre ayudó. Durante un bombardeo de los nacionales de Santander, que alcanzó al buque prisión, ayudó a los heridos, granjeándose las simpatías de los propios guardianes. Dirigía el rezo del rosario todos los días, y algunos creían que era sacerdote.

Tras unos meses de cautiverio con otros compañeros, presintiendo su muerte, se confesó y días después, el 27 de diciembre de 1936, recibió el martirio fusilado. El historiador Jose Manuel Ezpeleta dispone de toda la documentación al respecto. Según testigos sus últimas palabras fueron «Por Dios y por España! ¡Viva Cristo Rey!». En Valencia, su padre también fue fusilado.

El 11 de marzo de 2001, el papa san Juan Pablo II lo beatificó junto con otras 232 víctimas de esa persecución.

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